23 agosto 2021

Reto ganadería 0 emisiones

El sector ganadero, uno de los más pujantes en nuestro país, se encuentra ante una tesitura de compleja solución: reducir cuantiosamente las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de los purines. Aunque aún no se vislumbra una solución definitiva a medio plazo, todo pasa por la necesaria cooperación entre productores, autoridades e investigadores. El investigador del Instituto Universitario de Ciencia y Tecnología Animal de la Universitat Politècnica de València, y gran experto en la materia, Salvador Calvet, nos ayuda a radiografiar esta problemática. Esta es la entrevista exclusiva que nos ha concedido.

¿Es posible alcanzar la reducción efectiva de emisiones de gases de efecto invernadero y amoniaco procedentes de purines hoy en día?

Se ha investigado desde hace ya mucho tiempo, sobre todo en países de nuestro entorno y hay diversas soluciones que pueden ayudar a reducir las emisiones. Solemos pensar en primer lugar en algún tratamiento para los purines, pero lo cierto es que podemos hacer mucho sólo con mejorar la eficiencia de la granja y gestionar adecuadamente del purín. Sin embargo, no existe por el momento una solución barata, efectiva y definitiva: La reducción efectiva de emisiones, hoy por hoy, implica combinar técnicas en las distintas etapas, desde la alimentación a la aplicación a campo. En definitiva, con las técnicas existentes se pueden reducir sustancialmente las emisiones, pero probablemente tendremos que ir más allá y eso requiere investigación e innovación.

 

¿Considera que todos los agentes del sector han actuado con decisión al respecto?

Creo que los distintos sectores (administración, productores, investigadores) han tenido interés y han sido proactivos desde hace tiempo. Sin embargo, el reto es mayúsculo y nos tenemos que poner las pilas. No porque el sector no sea eficiente, que lo es, sino porque tenemos la mayor cabaña porcina de toda Europa. Mi impresión es que aunque costado (y está costando) interiorizar cuestiones ambientales por parte del sector estamos avanzando en la buena dirección. También es cierto que tampoco hemos tenido las herramientas (conocimiento o inversión, por ejemplo) para abordar el tema de forma efectiva y asumible a nivel práctico y económico. Con la entrada en vigor del R.D. 306/2020 parece que se está avanzando con mayor nivel de decisión. La verdad es que no queda otra, por obligación normativa y por responsabilidad.

En este objetivo, ¿qué esfuerzos se les puede pedir a productores, administración e investigadores?

El principal esfuerzo debería ser de coordinación. El sector porcino es muy potente y debería dedicar más recursos a la innovación en cuestiones ambientales. Los investigadores debemos estar más cerca del tejido productivo y favorecer la transferencia de conocimiento. Por su parte, las Administraciones deben favorecer las condiciones para que esta coordinación sea efectiva. Debemos ser conscientes además que la reducción de emisiones y la gestión del purín están íntimamente relacionadas: si reducimos la emisión de amoniaco como tenemos que hacer, tendremos más nitrógeno que gestionar en el purín. Creo que hemos avanzado mucho en todos estos frentes, pero queda aún mucho camino por recorrer.

¿Qué medidas de las implementadas cree que son más efectivas y cuáles quedan por aplicar?

Como he comentado, hoy por hoy debemos combinar medidas de reducción de emisiones, ya que ninguna por sí misma permite elevados niveles de reducción de una manera competitiva. También es cierto que no existe una solución única, pues las granjas tienen realidades muy variadas. Por supuesto hay que comenzar por la eficiencia productiva, pues además conviene al ganadero por cuestiones económicas. Hablo de la alimentación lo más ajustada posible a las necesidades del animal, que apunta cada vez más a la nutrición de precisión. Sin embargo, debemos dedicar también esfuerzos en la gestión posterior del purín. Queda por concretar cómo mejorar en la práctica los sistemas de retirada frecuente del purín bajo las fosas y cómo serán los sistemas de almacenamiento exterior de bajas emisiones. Por otra parte, debemos considerar que las producciones porcinas son variadas a lo largo de la geografía española, y tenemos tipologías de granjas que se enfrentan a importantes retos para aplicar las mejores técnicas disponibles.

¿Hasta qué grado se avanza en la alimentación adecuada de los animales para ayudar a atajar esta problemática?

La alimentación animal es fundamental para la eficiencia en la granja. De hecho, la combinación entre mejora genética y alimentación se está traduciendo en un historial de mejora continua. Se estima que la aplicación de la nutrición de precisión en los engordes de porcino puede ser un salto cualitativo de gran relevancia, una vez se superen las limitaciones prácticas actualmente existentes. Pero para eso hace falta innovación y desarrollo tecnológico.

¿Por qué es importante avanzar en un sistema de inventario de generación de gases de efecto invernadero procedentes de purines eficaz y realista?

El inventario de emisiones es una herramienta de contabilidad con la que los países rinden cuentas de sus emisiones y establecen sus compromisos de reducción. En función de sus resultados se establecen las políticas de actuación. Por ejemplo, tenemos que reducir más aún las emisiones de amoniaco porque nuestro inventario apunta a que corremos el riesgo de incumplir los compromisos de reducción que nos hemos marcado. Si el inventario no recoge las mejoras que un sector está realizando, no hay evidencia de que esté reduciendo sus emisiones. El sector primario es especialmente complicado en el cómputo de las emisiones, no solo porque son fuentes difusas (que no se emiten a través de una chimenea), sino también porque es un sector muy difícil de caracterizar debido a la gran diversidad de sistemas de producción. La sección de ganadería del Inventario se rige por una metodología rigurosa elaborada durante más de 15 años, pero también es cierto que falta conocer con mayor detalle toda la información requerida, en especial sobre cómo se está gestionando el purín.

¿De no alcanzar un sistema de inventario adecuado se corre el riesgo de no poner en valor el esfuerzo del sector? ¿Es ECOGAN la respuesta precisa para alcanzar este objetivo?

Los inventarios utilizan como información de partida los datos de estadísticas oficiales, y por tanto sí que recogen el resultado de los esfuerzos del sector. Ecogan puede permitir aumentar la precisión del inventario en cuanto al grado de aplicación de Mejores Técnicas Disponibles (MTD). Estas MTD son las técnicas de reducción de emisiones, ya sean las reconocidas oficialmente por la Comisión Europea u otras cuya eficacia se pueda demostrar objetivamente. De momento, sabemos muy poco en qué medida se están utilizando estas MTD, y de algunas de ellas no tenemos muy claro el nivel de reducción real en el contexto de las granjas españolas.

¿Cree posible trabajar con un modelo de medición reconocido por ECOGAN que no supusiera colocar sensores que, de momento, son muy caros?  

De la presentación que se hizo en su momento por parte del Ministerio de Agricultura, parece ser que ECOGAN no precisa la colocación de sensores, pues ya incluye la reducción de emisiones de algunas MTD internacionalmente reconocidas. Ahora bien, sería muy positivo que se pudieran incorporar a ECOGAN técnicas nuevas convenientemente documentadas. En este sentido, sí es necesario llevar a cabo mediciones siguiendo estándares científicamente sólidos, con resultados plasmados en publicaciones científicas relevantes o protocolos independientes. En cualquier caso, eso no implica instalar sensores en todas las granjas que utilicen esa técnica, sino sólo en unas pocas granjas para poder acreditar su efectividad. Se acreditaría por tanto la técnica en sí, como ocurre con el resto de MTD.

¿Una de las posibles soluciones pasa, a su juicio, por la concreción de las exigencias normativas en un protocolo fácilmente aplicable por una certificadora independiente? En suma, ¿más asesoría para el sector?

Entiendo que sí que podría ser de ayuda. Hay que tener en cuenta que como norma general no tenemos que medir en cada granja porque es muy costoso, sino aplicar una tecnología determinada y garantizar que opera en las condiciones para las que ha sido diseñada. Evidentemente eso requiere un esfuerzo inicial importante para medir bien cualquier nueva técnica que se quiera introducir en el mercado. Sin embargo, tiene la ventaja de que posteriormente sólo se tiene que comprobar su correcto funcionamiento. Por poner un ejemplo, pensad en una tecnología basada en el enfriamiento de purines. Se puede caracterizar fácilmente la relación entre las emisiones y la temperatura (a menor temperatura, menores emisiones). En ese caso, bastaría con medir en la práctica la temperatura del purín en lugar de medir las emisiones, que es mucho más costoso. Pero claro, hace falta un riguroso proceso previo de validación de ese procedimiento, y un asesoramiento en la elección de las técnicas más adecuadas en cada situación.