7 julio 2020

Seguridad Alimentaria y oportunidades comerciales


Introducción
La nueva pandemia de coronavirus está causando miedo en todo el mundo, y no es de extrañar. El escenario es similar a lo que ha sucedido en otros momentos de la humanidad, en el que enfermedades, como la peste bubónica, la viruela, el cólera, la gripe porcina y la gripe española, se han extendido por todo el mundo y han causado estragos. El advenimiento de una crisis de salud global ha puesto a prueba la capacidad de recuperación de los gobiernos, las empresas y la población frente a una nueva realidad, exigiendo atención y acciones especiales para prevenir la propagación de la enfermedad tanto como sea posible.

Desarrollo

El desencadenante de la pandemia, además del miedo, despertó en la población una conciencia de la adopción y el fortalecimiento de medidas preventivas y de seguridad contra el coronavirus en todas las áreas de la sociedad. En este contexto, los temas previamente considerados comunes o incluso descuidados comenzaron a ganar notoriedad, ganando espacio en la vida cotidiana de las personas. Entre muchos, se destaca el tema de la seguridad alimentaria, que con la llegada de la pandemia se hizo más importante de lo que solía ser.

Según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), no existe un caso establecido de transmisión de COVID-19 por el consumo de alimentos, y no hay evidencia de que los alimentos sean un riesgo. La forma de transmisión de COVID-19 se considera de persona a persona, principalmente a través de gotas respiratorias que infectan a personas cercanas a otras que estornudan, tosen o exhalan. Sin embargo, la mera hipótesis o temor de los consumidores ha llevado a cambios en las formas en que los productores de alimentos obtienen o preparan productos, a fin de mantener la prevención de cualquier posibilidad de contaminación que pueda afectar los productos. Por otro lado, todos los operadores de productos alimenticios se preocupan por mantener a sus trabajadores en buen estado de salud para que puedan evitar las cadenas de contagio para que un caso de enfermedad permanezca como un caso aislado, que no afecte a otros trabajadores y a sí mismo empresa, que vería su actividad y la continuidad del suministro al mercado afectado. (Referencia Kiwa Sativa para la verificación de prevención de COVID-19, versión 2 de junio de 2020).

En este contexto, Brasil, con su dimensión continental y gran capacidad productiva, se convierte en un depósito de grandes oportunidades, ya que tiene condiciones favorables para que un servicio de prevención de COVID-19 (Agropreven- 19) se aplique a los nichos de producción más diversos, cubriendo las actividades económicas del sector primario (agricultura, ganadería y actividades extractivas), secundario (industria) y terciario (comercio y servicios), cuyos requisitos para el cumplimiento de las medidas sanitarias y fitosanitarias se han consolidado en la legislación brasileña, pero que ahora más que nunca, son cada vez más rígidos y fortalecidos por la preocupación de la población.

Con un énfasis especial en los sectores primario y secundario, parece que estos son el foco principal de aplicación de Agropreven-19 y la oportunidad de cerrar acuerdos. Con una gama diversificada de productos agrícolas (café, naranja, caña de azúcar (producción de azúcar y alcohol), soja, tabaco, maíz, mate y producción voluminosa de carne de res, pollo y cerdo en el ganado y sus respectivos Las industrias, estos sectores por razones históricas, socioeconómicas y geográficas, siguen siendo una actividad relevante en el escenario nacional, pero también presentan desarrollos significativos en el ámbito del comercio internacional.

Conclusión

Con un enfoque en el mercado interno, los sectores primario y secundario se destacan como sectores prósperos, abasteciendo a una gran población y, por otro lado, como una fuente relevante de ocupación laboral. Vale la pena señalar la gran diversidad de la agricultura y la ganadería nacionales (y, respectivamente, sus industrias), que son la base de muchas cadenas productivas de gran peso en los agronegocios.

Externamente, Brasil es uno de los principales países en el comercio internacional de productos agrícolas como la soja, el café y la carne. La tradicional participación brasileña en el mercado mundial ha contribuido positivamente al resultado de la balanza comercial.

Estos factores corroboran que un servicio de prevención de COVID-19 es extremadamente plausible y aplicable en áreas consideradas como fuerzas impulsoras en la economía brasileña.

Por Kevin Martello
Gerente Comercial - Kiwa Brasil